CRÓNICA DE LA ESPERANZA
Esperanza, esa es la palabra… Aquella que fortalece, que nos anima y nos lleva a continuar ante la vida aunque muchos obstáculos ésta pueda llegar a tener.
Así lo vivimos, para algunos entrenadores, un evento deportivo, para algunos médicos o terapeutas, un tratamiento más, pero para los deportistas, el mayor acto de honor que se puede tener; llevar a la espalda el nombre de un país o región, para luego levantar las manos empuñadas en el aire gritando ¡VICTORIA! Y para el alma, una gratificación inimaginable.
El punto de vista del voluntario, no es ni muy diferente, porque en las cosas más minúsculas, como indicar donde quedan los baños o un saludo de puño, se encuentra la felicidad y más aún, se encuentra la paz y la esperanza; sí, aquella que sólo unos pueden encontrar.
Nos vimos a las caras y en algunos casos lloramos, no por su condición, sino de la diferencia de fortaleza entre ellos y nosotros, nos vimos aquejados ante discapacidades físicas, que no representan ni la millonésima parte de la felicidad que irradian ellos y el orgullo de tener el cuerpo y la situación que tienen.
Lo más grande que la persona puede tener, la combinación entre felicidad y esperanza, que indiferentemente de que se haya ocupado el primer o sexto lugar, el júbilo de aquellas personas que sufren cada día algo cien veces peor que su discapacidad y es la discriminación e indiferencia, de unas personas que no carecen de nada que tengamos.
Y antes, ellos con una sonrisa de haber podido concluir pruebas, abrazos por montones, las amistades forjadas, la diversión contenida en el deporte y la sensación de haber hecho el deber, y mejor, haberlo concluido. Pero la sensación más grande, fue la enseñanza que nos dieron en los cinco días que pasamos, repartiendo refrigerios o almuerzos, dando las salidas en las pruebas o trayendo implementos que se requerían.
La lluvia, el frío, el calor y el sol abrazador fueron testigos de unos campeones que hoy y siempre han dado lo mejor para dar a conocer, que la vida (aún con impedimentos) es lo más hermoso que el ser humano puede tener, que cada día ellos agradecen con una sonrisa y nunca pierden la esperanza.